
Mañana gris, día nublado, mente confusa, pensamiento
cargado de la condensación de la energía evaporada de la cotidianidad. Hoy
precisamente esa mente se detiene a pensar en lo terriblemente consumidora de
vidas que se vuelve la enemiga eterna llamada monotonía para las ganas de
devorarse el mundo, sí señores, la monotonía, la falta de aventura, el miedo a
lo novedoso nos hunde a diario en vidas aburridas y estancadas en la diaria
agonía de salir a hacer siempre lo mismo, o en algún caso peor, esperar
postrado en el sofá más cómodo la llegada del éxito, como si fuera un simple
visitante de paso en nuestras vidas, a pesar de que a criterio propio es lo
único que debemos perseguir en nuestra existencia, EL ÉXITO. Pasamos segundos,
minutos, horas, días, meses, años, décadas y una vida entera persiguiendo la
felicidad que creemos se encuentra en parejas, hijos, lujos, dinero, placeres y
uno que otro vicio, sin saber que la verdadera felicidad se halla en el simple
hecho de haber construido días tan diferentes, como para hacer que cada
recuerdo valga la pena; repartir amor en acciones simples es difícil pero es el
norte, pues amar te hace exitoso, lo cual se resume a hacer TODO cuanto hagas a
diario con muchísimo amor y dedicación. Toda acción derivada de amar se
convierte en éxito por cuanto fue concebido con pureza. A diario vivimos engañándonos
con sueños de langostas, caviar, whiskies mayores de edad, viajes y cuentos
para nuestros nietos, cuando es tan fácil encontrar la felicidad en el único
lugar destinado por el creador para albergarla TU mismo.
Disfrutar de las cosas que podemos comprar o adquirir
nos ayuda muchísimo a creer que hemos crecido y conseguido el éxito, no
obstante, el mismo se deriva de la divina presencia de Dios en nuestros
corazones, lo cual tarde o temprano te da las herramientas necesarias para ser
millonario en todo, pero sobre todo en espíritu y alma, dándonos la oportunidad
de viajar, comer y degustar lujosos banquetes en cualquier destino con la
garantía de estar haciendo las cosas bien. Lo único seguro es que para poder
alcanzar todo cuanto aspiramos, es la presencia de Dios con la inminente
colaboración del yo, que en un generoso acto de repartición de amor y de hacer
bien sin mirar a quien, tarde o temprano nos convierte en seres exitosos…
En épocas de semana santa, no basta visitar 7
templos, es preferible convertir tu corazón en el único templo que debes
visitar a diario para tener una relación sana con Dios que te haga un ser
humano de bien, no basta con persignarse en edificaciones si la fe en lo que no
alcanzas a ver pero te hace respirar no te invade. Así que amigo lector o lectora, buscar a Dios es
garantía de éxito, encontrarlo es ser exitoso, decida usted qué hacer….
Hasta una próxima reflexión…
Una verdad tan grande como una catedral EXITO!!!!!
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